Nada más iniciar la marcha hemos pasado junto a unas encinas centenarias, al lado de lo que era un antiguo palacio llamado Torrevellisca. Una de ellas por el grosor de su tronco y tamaño de copa, podría tener fácilmente mil años. A partir de aquí en un pequeño ascenso hasta el collado de la Arena a unos 745 m para, posteriormente, descender dirección la Bastida por un estupendo barranco, que ha sido escenario del almuerzo en un tramo donde el sol nos acariciaba suavemente.
Reiniciada la marcha hemos llegado hasta la zona denominada el Rebollar, donde se encuentra la Fuente del Roure. Desde aquí nos hemos incorporado a la Vía Augusta por donde, seguramente en su tiempo, los romanos transitaron. Un poco más adelante se encuentra el charco Lucero, en un remanso de las aguas que transitan por el Barranc del Xorrillo. Al final de éste, el tramo del camino se ha complicado un poquito, pues había una pronunciada bajada y el firme estaba muy resbaloso, pero con un poco de paciencia, ayudados de una cuerda y con buen humor, hemos conseguido descender todos y sin incidentes.
Después de esto, poco nos quedada ya para llegar al final de la travesía, donde nos esperaba el autobús para regresar a Villena. Un día espléndido que no nos podíamos imaginar después de la semana que hemos llevado de lluvia y mal tiempo. Al fin y al cabo todos contentos y el sentir general ha sido unánime al describir a esta ruta como distinta, ya que ha discurrido por diferentes y diversos terrenos, incluido un poco de riesgo simpático al final del recorrido.
