En un entorno rocoso de gran belleza, hicimos una parada para almorzar y contemplar las impresionantes vistas sobre la Foia de Castalla y la sierra de Petrer, con cumbres emblemáticas como la Penya Migjorn y el Maigmó recortando el horizonte.
Con las fuerzas repuestas, emprendimos el descenso por un sendero con bastante desnivel, recorriendo de nuevo el Barranco de la Mata. En esta ocasión pasamos junto a un embalse hasta regresar al punto de partida: la Casa Tápena. La segunda parte de la jornada fue más relajada y muy gratificante. Visitamos el área recreativa de Casa Tápena, un paraje muy bien cuidado y de gran belleza. Allí pudimos disfrutar de su manantial y embalse rodeados de bosque, del jardín secreto con agua, flores, un majestuoso cedro y un arce japonés, así como del jardín mediterráneo con viñedos, almendros, cerezos y cipreses. Uno de los momentos más divertidos fue recorrer el laberinto, donde volvimos a sentirnos como niños al perdernos entre sus pasillos verdes.
La ruta circular, de 7,5 km y dificultad media, resultó ser tan interesante como hermosa. No solo por su variedad paisajística y la riqueza de su flora —jaras, encinas, sabinas y álamos blancos cerca de la fuente—, sino también por la inmejorable compañía de los amigos y amigas de AVIANA, con quienes siempre es un placer compartir camino.