Hace unos cuatro años observaba que nacían unos espárragos salvajes cerca de una cequia de Villena. Si les dejaba crecer le salían unas ramitas llamadas «brácteas» que eran como unos esparraguines. Decidió hacer de eso algo convencional y dejar espigar sus espárragos para recolectar esas pequeñas extremidades. Año tras año y tirando muchos espárragos, han conseguidos un producto exclusivo y autóctono convirtiéndolo en su producto estrella. Actualmente también están experimentando con las alcachofitas y en un futuro con los garbanzos. Actualmente son los mejores recolectores de este producto en el mundo, sobre todo porque son los únicos. En este mercado agrícola tan saturado de cantidad que se paga a muy bajos precios, Green Asparagus, Carlos Camañez ha encontrado una línea de producción que le diferencia.