Como parte del reino de Murcia durante muchos siglos -nuestro acento, sin duda alguna, nos delata y confirma-, estuvimos contemplando in situ el origen islámico de Murcia con la visita al monasterio de las Clarisas, además de poder acceder tanto a la torre como al Museo de la catedral donde encontramos la labor artística de Jacobo Florentino y Jerónimo Quijano que también estuvieron dejando su impronta en nuestra ciudad, estableciendo así un vínculo entre las dos ciudades. La guinda fue la entrega a la biblioteca de la catedral de Murcia de una biografía sobre nuestro compositor polifonista Ambrosio Cotes.
Ahora llega el tiempo de descanso, de recuperar fuerzas y comenzar a preparar un nuevo curso que alcanzará si vigésima octava edición, con las mismas ganas de siempre. Gracias inmensas a quienes, con su presencia, han hecho posible que nuestra andadura por los tiempos históricos siga vigente después de tanto tiempo.