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LA ORUGA PROCESIONARIA DEL PINO

23 de enero de 2025
Nuestra veterinaria de cabecera Mari Cruz Pérez Ycardo, nos cuenta que son y cómo proceder con estas orugas que se han convertido en un auténtico problema para nuestras mascotas, los perros.
Las larvas de la oruga procesionaria se apiñan durante el invierno a los bolsones que penden de los árboles y, según se acerca el mes de febrero, llega la época en la que no es raro levantar la mirada hacia las copas de los grandes pinares buscando los característicos nidos blancos de la oruga procesionaria del pino, sobre todo entre aquellas personas que pasean con niños o perros. Es ya algo característico de estos meses ver largas hileras de estas llamativas orugas, en su marcha anual para buscar un lugar donde enterrarse y empezar su metamorfosis. Las orugas están cubiertas de pelos urticantes que se desprenden y flotan en el aire, por lo que pueden provocar irritación en oídos, nariz y garganta en los seres humanos, así como intensas reacciones alérgicas. Para controlar de forma artificial las poblaciones de esta especie se utilizan medios como las trampas de feromonas para capturar a los machos adultos, que reducen las posibilidades de reproducción y por tanto las poblaciones. Los medios físicos pasan por la eliminación de los bolsones: cuando las orugas están dentro, estos se cortan, apilan e incineran.

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