Las pruebas lo confirmaron: Capitán, de unos cinco años de edad, pesa menos de tres kilos cuando lo adecuado para su edad serían cerca de cuatro. Además, presenta un importante desgaste dental y la ausencia de varias piezas. Sin embargo, lo más preocupante apareció en las radiografías: el animal muestra signos evidentes de enfermedad metabólica ósea, una patología provocada por la falta de exposición al sol y una nutrición deficiente, que impide la correcta absorción de calcio y vitamina D, esenciales para el desarrollo óseo.
Según detalla la veterinaria de AAP en España, Sonsoles Hernández, “las secuelas de esta enfermedad no se curan, quedan para el resto de la vida del animal”. En el caso de Capitán, los daños son visibles: deformidades en el cúbito y el radio, indicios de una antigua fractura en el antebrazo izquierdo, húmeros con escasa calcificación y desarrollo deficiente, así como artrosis y anquilosis en ambos codos, lo que limita su movilidad.
El centro trabaja ya en su recuperación. A través de una dieta rica y variada, adaptada a las necesidades de un mono capuchino omnívoro, se busca mejorar su salud general y favorecer la regeneración metabólica. Capitán se encuentra en cuarentena y, una vez superada esta etapa, se espera que pueda integrarse con otros ejemplares de su especie.
Desde AAP Primadomus insisten en que este caso refleja las consecuencias del uso de primates como animales de compañía, una práctica que conlleva un grave sufrimiento físico y psicológico para los animales. Capitán, al menos, ya está en buenas manos.