Luis Navarro, el Bajonista, ha venido a hablarnos de su talento especial: haberse convertido en un regalador de felicidad a través de la construcción de zambombas. Por que sí, construir zambombas es todo un arte y si no, solo tienen que escuchar la pasión, el detalle y el empeño que le pone Luis a esta afición que hace desde el cariño.
Luis Navarro tiene un apodo muy especial: El Bajonista. Un apodo que le viene de sus antepasados y que tiene más de 200 años. Aunque mucha gente le conoce de oídas, pocos saben de su verdadero significado. Aficionado a la construcción de zambombas, Luis nos habla con mucho cariño de este quehacer navideño tan especial.
En nuestro país, las zambombas acompañan con frecuencia al canto de villancicos, aguinaldos y cánticos populares. Tocarlas bien, es un arte. Al igual que algunas de las piezas que tiene Luis en su poder. Como la primera zambomba que llegó a sus manos que fue una creación de su padre (quién le inició en este mundillo). Para El Bajonista, las zambombas son su sello de identidad: cada una con su propio DNI inscrito en la parte inferior de la pieza. Con alrededor de 40 zambombas en su historial, Luis nos habla con ilusión de los entresijos de su talento.
