El coronel no tiene quien le escriba

Dicen que la esperanza es lo último que se pierde; que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, en ocasiones, incluso pudiendo parecer empeñado en partir dicha piedra a cabezazos. Dicen que quien bien te quiere, estará a las duras y a las maduras, que la paciencia es la madre de todas las ciencias y que quien se rinde a la resignación no vive, sobrevive.

Todos estos sentimientos tan humanos, como la esperanza, la terquedad, el amor, la paciencia y la resignación, convergen en «El Coronel no tiene quien le escriba», segunda novela publicada del aclamado escritor colombiano, Gabriel García Márquez. En ella, el autor nos sumerge en un momento crítico de la vida de un coronel retirado y su tenaz esposa. Ambos luchan por sobrevivir en la pobreza e incertidumbre en las que su propia patria los ha abandonado a su suerte, pues el veterano de guerra sigue esperando con anhelo lo que le fue prometido y nunca llegó. Esta novela es un testimonio conmovedor de la resiliencia humana y la dignidad en medio de la adversidad.

“—La ilusión no se come —dijo ella.

—No se come, pero alimenta —replicó el coronel—”

La narrativa de García Márquez es de sobra conocida y valorada en el panorama literario, y no es una excepción en esta obra. Como una melodía melancólica que se desliza a través de las páginas, logra capturar la esencia de un pueblo olvidado en la costa colombiana. A medida que seguimos al coronel y a su esposa en su lucha diaria por sobrevivir y mantener su dignidad, somos testigos de la profundidad de su amor y su esperanza inquebrantable.

«El Coronel no tiene quien le escriba» es una obra breve e intensa donde cada palabra y cada silencio son significativos. García Márquez explora temas universales como la lealtad, la injusticia y el dolor ante una pérdida a través de personajes entrañables y situaciones aparentemente simples y cotidianas.

Uno de los atributos más notables de su prosa, que pondría las primeras piedras en el camino hacia convertirse en uno de los máximos exponentes del realismo mágico, es hacer de sus novelas en general —y de esta en particular— un recordatorio de la capacidad de la literatura para revelar la belleza en lo cotidiano y en lo invisible. Y es que, al mismo tiempo y paradójicamente, en esta obra no vemos algunos de los rasgos más característicos del autor, como su narrativa tan poco lineal o esa inconfundible mezcla entre fantasía y realidad presente en obras tan conocidas como «Cien años de soledad» o «Crónica de una muerte anunciada», pero aun así consigue conmover profundamente y hace reflexionar sobre la humanidad, la espera y la lucha por la justicia en un mundo que a menudo parece indiferente ante el sufrimiento de los demás.

“—Tenía que llegarme hoy con seguridad —dijo el coronel.

El administrador se encogió de hombros.

—Lo único que llega con seguridad es la muerte, coronel.”

Gabriel García Márquez (1927-2014) fue un escritor y periodista colombiano cuyas obras e influencia literaria han llegado hasta todos los rincones de nuestro planeta. Junto a otros autores de gran renombre como Cortázar y Vargas Llosa, fue protagonista del boom latinoamericano, un fenómeno literario, social y cultural que surgió en los años 60 y que distribuyó por Europa las grandes obras latinoamericanas. Hasta que en 1982 se le concedió el Premio Nobel de Literatura. Su legado está compuesto por numerosas obras de ficción y no ficción, desde novelas y cuentos, hasta obras periodísticas.